Los más nimios acontecimientos cotidianos sirven a Colette para volver, envueltos de lirismo, sobre sus recuerdos. Inmovilizada por la artritis delante de su escritorio, alumbrada de día y de noche por la lámpara que cubre con una hoja de su célebre papel azul —de ahí el título de estos recuerdos en prosa—, Colette está abocada a la meditación. A su memoria acuden los viajes fuera de París (Ginebra, Beaujolais, la costa), su encuentro con un gato, las reuniones de la Academie Goncourt de la que es presidenta, la muerte de Margarita Moreno, su amada amiga de los primeros años de vida parisina, la visita de jóvenes chicas, graves o fútiles…
Libro plagado de sabiduría, herencia de una mujer que había acumulado un profundo conocimiento de la condición humana, de una estoica, estos últimos escritos de Colette