Una historia divertida y entrañable que sin duda gustará tanto a los padres de las princesas como a las princesas mismas.
Ser princesa no es, ni mucho menos, tan estupendo como pueda parecer. En cualquier caso, a Isabella, la menor de las tres hermanas, no le gustaba nada eso de ir siempre con vestidos delicados y una corona en la cabeza dando vueltas sin hacer nada.
¿Cómo iba a subirse a los árboles con esa pinta? «¡Las princesas no andan subiéndose a los árboles!», refunfuñaba el rey, su padre. Pero precisamente con su hija pequeña, se equivocaba...