Cuando llegan al sitio ideal, Anna descubre con horror ¡que se ha olvidado de traer la comida! Por lo menos sí ha traído el postre: ¡bombones de chocolate! Pero con tanto calor, el chocolate se ha derretido. Y para colmo, ¡empieza a llover! Por suerte, no hay nada que los poderes helados de Elsa no puedan arreglar.