Un niño criado a sangre y metal. Un soldado. Un emperador.
Constantino crece desde el día que abandona el hogar familiar para aprender a ser emperador con Diocleciano y formarse en el arte de la guerra y del poder. Sus campañas, su matrimonio, las traiciones y los enfrentamientos lo harán más fuerte hasta que se constituya como único señor del imperio romano. Ha nacido como bastardo, creció como emperador, se hizo señor del mundo, murió solo y elevado a la santidad.