Esta novela recupera facetas desconocidas de la reina que, pese a sus equivocaciones y sus deslices, fue una mujer adelantada a su tiempo
«La reina me pareció atractiva. Irradiaba majestuosidad; pensé que aunque hubiera ocupado un lugar anónimo en el teatro su porte la delataría. Confieso que yo la miraba con cierta predisposición morbosa. ¡Se decían tantas cosas de la reina! La prensa había comentado en distintas ocasionas la falta de armonía entre la pareja real.
De vez en cuando, y con disimulo, volvía mi cabeza hacia el palco real y con la protección y ayuda de los gemelos observaba a doña Isabel. Así pude ver cómo en sus ojos, de un intenso azul, se reflejaba la emoción.»
Una persona anónima que comparte con la reina su pasión por la ópera evoca, con ternura y comprensión, la figura de Isabel II. Con una madre que le negó su cariño, utilizada por quienes vivieron cerca de ella, mal aconsejada por los políticos y casada con el hombre menos apropiado, la hija de Fernando VII nunca fue bien tratada por sus contemporáneos ni por la historia. Isabel II. Melodía de un recuerdo desvela facetas desconocidas de una reina que, pese a sus equivocaciones, fue una madre extraordinaria y una mujer valiente.