Un magnífico relato de esperanza y amor, de amistad e inocencia con el telón de fondo de la Segunda Guerra Mundial
«Cher Maman:
Tú no me conoces. Quiero decir que no nos conocemos. Bueno, en realidad sí que nos conocemos, pero yo era muy pequeña y creo que tú también. Se me ha ocurrido que tal vez me eches de menos y quieras tener noticias mías. No quiero que te preocupes y por eso he pensado en escribirte para decirte que estoy bien. Me siento bien. Me llamo Amanda y soy tu hija.»
Cracovia, 1931. La joven princesa Andzelica, de tan solo dieciséis años, se obsesiona con un joven apuesto y elegante con el que mantiene una breve aventura de la que quedará embarazada. Su madre, la condesa Valeska, temerosa de que el honor de su ilustre familia quede mancillado para siempre, decide, en secreto y sin decirle nada a Andzelica, deshacerse de la criatura. Para ello deja a la pequeña Amanda, que nacerá con una grave malformación en el corazón, al cuidado de unas monjas en el convento de San Hilario, en Francia. La vida de Amanda será dura y difícil: una madre perdida, una rectora particularmente severa con ella y el recelo constante de sus compañeras del colegio. La única esperanza de Amanda será encontrar a su madre y averiguar por qué la abandonó...
¿Hay algo más fuerte e indestructible que el amor entre una madre y su hija?