Judith, comprometida e idealista tiene una gran virtud: el entusiasmo. Y un enorme defecto: el exceso de entusiasmo. Desde hace años su vida se centra en su trabajo: es psicóloga y trabaja en un centro de adopciones.
Por culpa de una decisión poco afortunada se desencadena un drama. Judith, decide cambiar de rumbo y acepta un trabajo en una ONG dedicada a la acogida de niños en riesgo de exclusión. Aunque su primera intención es pasar desapercibida, no tardará en implicarse en los pequeños y grandes dramas que irá conociendo.
En este entorno y de la manera más insospechada, florecerán la esperanza, la ilusión y algún sentimiento inesperado...
Tras el éxito de Nunca es demasiado tarde, princesa, Irene Villa conseguirá de nuevo conmovernos y hacernos reflexionar.