Un escritor viaja a Italia para honrar la memoria de su abuelo polaco, prisionero en Auschwitz; recorre las costas de Guatemala, desde una playa de arena negra en el Pacífico hasta una playa de arena blanca en el Atlántico; llega a Harlem, tras la nostalgia de un salón de jazz; y busca en Polonia el legado familiar heredado por su abuelo. Porque todos nuestros viajes, como dice el narrador, son en realidad un solo viaje.
Cada uno de los relatos que componen este libro se mueve entre dos polos: de lo cosmopolita a lo rural, del viaje mundano al viaje interior, de la identidad que adoptamos para salvarnos al disfraz que con el tiempo vamos personificando: de señor Halfon a signor Hoffman.
Signor Hoffmanes la nueva pieza del proyecto literario de Eduardo Halfon, iniciado con El boxeador polaco y continuado con La pirueta y Monasterio, y del cual Adolfo García Ortega escribió: «Lo admirable de Halfon es que, vistos sus libros en conjunto, está encadenando una gran novela personal, al ofrecer en todos un final abierto, como un ‘continuará’ permanente con el que crea el puzle insólito de su familia. Por eso es uno de los mejores escritores latinoamericanos de hoy».
«’Signor Hoffman’ describe la vida, al menos una parte de ella porque nada es definitivo ni completo, porque ya no hay certezas y porque vivimos instalados en la paradoja. Lo importante para algunos -probablemente para el autor- es solo escribir, dar testimonio, aunque sea de forma precaria. Con este nuevo libro Eduardo Halfon consigue hacer sentir al lector todo eso e implicarlo hasta herirlo como solo saben los grandes.»Ascensión Rivas (El Cultural)
ç«Es escribir lo que ayuda a profundizar en los abismos de la existencia. Halfon, por razones de conveniencia y oficio, lo tiene claro. Y lo hace de manera magistral, precisa. En sus libros ni faltan ni sobran las palabras.»Luis M. Alonso (La Nueva España)
«’Signor Hoffman’ es un libro sabroso y entretenido, duro y atractivo como el filo de una navaja para un suicida. Un puzzle de lealtad a la literatura y a la propia vida.»Sonia Fides (Heraldo de Aragón)