En 1950, una joven llamada Coral Glynn, acepta un trabajo en una casa de campo inglesa. Deberá cuidar a una anciana enferma, con la que vive también su hijo –el comandante Clement Hart, convaleciente todavía de las heridas que sufrió durante la segunda guerra mundial– y un ama de llaves. En el frío ambiente de la casa, las ambiguas conversaciones entre Coral y Clement les proporcionan fugaces momentos de intimidad; además, una serie de acontecimientos en apariencia triviales –un vestido roto, un juego de niños, la desaparición de un anillo– terminarán por acercarles.
A través de la relación entre los dos protagonistas Cameron nos habla de la evolución de los sentimientos, de la rapidez con que la soledad y el deseo pueden dar lugar al amor y de cómo, a veces, este puede terminar transformándose en algo menos rotundo. Con su habitual maestría para crear ambientes y para explicar los matices en los sentimientos de sus personajes, Cameron nos guía por los sutiles recovecos sentimentales de una historia hasta un final inesperado que aproximará al lector «al cálido y dorado centro del mundo».
«Exquisita, taciturna y repleta de pliegues en los que las palabras cobran nueva dimensión, Coral Glynn rezuma tristeza, melancolía y soledad.» David Morán (ABC)
«En Coral Glynn se ilustra la infelicidad de aquellos que están rendidos a compromisos artificiales y la valentía de los que, como Coral, no se contentan.» Anna Garbus (El País)