En el primer relato de este libro, una pareja trata de encontrar el origen de unas gotas de sangre que, de pronto, han comenzado a aparecer en su casa. Es una perfecta puerta de entrada a un mundo literario en donde la violencia, inquietante y contagiosa, es tan natural como inexplicable.
En Crímenes, un hombre comienza a sentir la urgente necesidad de morder perros; otro encuentra una mano de mujer tirada en un callejón; uno más se despierta una mañana, con una resaca monumental, sin saber si la noche anterior ha asesinado a un indigente. Todos los personajes de estos relatos pueden descubrir un delito donde menos lo esperan. Y, desde esta perspectiva, Barrera Tyszka no renuncia a ofrecer una mirada cruda sobre la realidad venezolana actual. Así, en «Balas perdidas» se cuenta cómo la desaparición de un ciudadano común, durante una manifestación política, puede producir paradojas insospechadas; o en «Las venas abiertas» se narra la historia de un ex guerrillero cuyo retorno a la vida familiar enmascara una furia mucho más profunda y definitiva.
Los cuentos de este libro desdibujan los límites de lo lícito y cuestionan nuestras convenciones al multiplicar las posibilidades de la transgresión.
Al igual que con La enfermedad (Premio Herralde 2006), Alberto Barrera Tyszka recurre de nuevo a una escritura que relativiza los espacios clásicos de la violencia, para dejarla fluir y mostrar cómo se reproduce en todos los aspectos de nuestra existencia.
Con Crímenes, Alberto Barrera Tyszka vuelve a mostrar una escritura veloz, limpia y directa, pero al mismo tiempo enigmática y cargada de un particular lirismo. Este volumen, en la mejor tradición latinoamericana del género, vuelve a confirmar a Barrera Tyszka como una de las voces imprescindibles de su generación.