Dos formas políticas muy distintas, una monarquía constitucional y una dictadura militar, definen el período histórico que discurre entre el final del Sexenio revolucionario y el advenimiento de la Segunda República española.
La historiografía tradicional veía en la Restauración un sistema político estable, presidido por la alternancia pacífica en el poder, y en la dictadura de Primo de Rivera la férrea cirugía que necesitaban los males seculares de España. Sin dejar de reconocer el cambio de paradigma demográfico que se produce durante esa época, la gran capacidad de adaptación del mundo rural a los retos de la crisis finisecular o la reanudación del impulso industrializador al arrimo de la primera guerra mundial, los autores de este volumen, Ramón Villares y Javier Moreno Luzón, no nos presentan precisamente este período como un estanque de plácidas aguas, sino como un enorme laboratorio en el que se experimentaron distintos remedios para los problemas cruciales de la sociedad española sin que ninguno cuajara. Y es que ni un sistema oligárquico de gobierno ni, mucho menos, un pretorianismo paternalista podían ser compatibles con la aparición en escena de nuevos actores políticos que les urgían con nuevos requerimientos nacionales y sociales.