Separados, están rotos, pero juntos, están completos.
Effie y Heath eran famosos por lo que les ocurrió cuando eran adolescentes. El mismo hombre los secuestró y abusó de ellos, y tuvieron que apoyarse el uno al otro para consolarse hasta que, por fin, consiguieron escapar.
Ya de adultos, su relación estaba cargada de culpabilidad y desesperación. Estuvieran peleándose o haciendo el amor, su pasión era tan fuerte que podía destruirlos, y ella no estaba dispuesta a permitirlo. Sabía que era hora de tener una relación normal, y él le recordaba el oscuro pasado que compartían.
Heath sabía que Effie era la única mujer a la que él podría amar. Tal vez ella quisiera olvidar todo lo que había ocurrido, pero él estaba convencido de que, para poder seguir con su vida, debían enfrentarse juntos a aquellos dolorosos acontecimientos. Así que, mientras Effie continuaba conociendo a hombres nuevos, Heath se obsesionó con demostrarle que él era el hombre al que necesitaba.
Mientras ella luchaba contra el deseo de volver con el único hombre que la entendía, descubrió que, algunas veces, solo se podía tener seguridad con la persona más peligrosa para una misma.